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Y han pasado tan sólo 4 días… pareciera tan fácil… tan simple… el pasar del tiempo ha sido de forma tan sutil… flashes fugaces de momentos… de ideas… de recuerdos… aún en un estado de aparente felicidad… aún ocupado, con el trabajo del mundo en las espaldas… y de pronto todo se nubla… duele hasta los huesos todo esto… así como de pronto… sientes la paz de antaño… pareces tan etéreo que no existes…

“tu… llegaste a mi vida para enseñarme… tu… supiste encenderme y luego apagarme… tu… te hiciste indispensable para mi… y… con los ojos cerrados te seguí… si yo busqué dolor lo conseguí… “

Y como una canción, en un loop interminable… me siguen esos flashes a donde voy… las culpas… las atribuciones estúpidas… lo que uno cree que es su derecho… el destino que parece que no existe más… o que está más presente que nunca… y todas aquellas ideas donde lo más fácil es culpar o atribuir a algo más supremo que uno… admirable defensa, ¿no?

Y la extraño… aún con cierta esperanza de que en efecto… sólo sea esa pausa tan necesaria que parecía ser… y el miedo… la esperanza… la furia… la soledad… y hasta el amor… se mezcla en este vórtice haciendo una mezcolanza tan absurda como indispensable… que se vuelve la cúpula del pequeño mundo donde hoy en día me encuentro… ¿debería tomar todo esto y tan sólo guardarlo en el cajón de las cosas olvidadas?

“No puede haber… ¿donde la encontraría?… otra mujer… igual que tú… no puede haber… desgracia semejante… otra mujer… igual que tú… con iguales emociones…. con las expresiones que en otra sonrisa no vería yo…”

Debería tan sólo quizá prenderme en llamas… y que todo lo toque arda hasta hacerse cenizas… borrar mi memoria a fuego lento… y tus besos… y tus abrazos… arderán con esa fuerza con la que fueron dados… pero finalmente serán cenizas… que podremos poner en una caja de pandora… cerrada para siempre…