Shodō de Aquella Mujer
domingo, 18 de abril de 2010
, Posted by The Horror Vacui at 13:48
Corre niña querida,
mujer presencia,
de orquídeas y madreselvas,
corre que la llama voraz de tu soledad te alcanza,
llanto silente en el abismo,
que se extingue por la pradera,
como una araña que recorre los mismos hilos de su red,
con apretado antojo y callado silencio,
de sentidos bastos y abrumadoras miradas,
deja de andar por este tu pueblo desconocido,
donde no tienes nada que hacer,
sino echarte luciérnagas a los bolsillos,
o caminar a orillas de rieles oxidados,
tu, mujer tostada que oculta bajo el faldón,
efímera cascada de sentimientos arduos,
aletargado abismo de inocencia,
cuerpo sin cuerpo que ansía el alma,
mujer autómata, eres híbrido, sin secuelas,
que caminas por calles invadidas de maleza,
mirando los palomares que se han venido abajo,
mientras se espanta el mundo, enmudece tu esencia
nadie te ve más allá de la piel y sola gritas tu dolor,
corazón hecho añicos, envuelto de latón,
palpitar metálico,
tus manos apretadas parecen detener el tiempo,
tiempo que me hizo doler mi corazón de ébano
atrapado a tu incrédula silueta de mujer
vivir me duele, amar no puedo,
hasta que llego a mi casa
y me encierro a escuchar discos del viejo jazz que tanto anhelo,
sin cuidarme jamás de mirar,
los caminos infinitos trazados por los cohetes en el espacio,
qué quieres matar en mi que ya no se haya muerto,
acaso puedo sostenerte una idea, una mañana, un vicio,
en este despeñadero de ideas, de mañanas y de vicios,
toma un cigarrillo, una taza de café,
¿por qué no sonreír con un recuerdo que te ofrezca una coartada?
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