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Tanta hermosura hueca de la que solo de sexo vive,

por una o por otra razón cae en el mundo de lo irresistible,

aléjate del fango que enlódese tu plumaje de perversidad,

sacúdete la ira con que atacas a tu adversario imaginario,

no cierro los ojos ante tus monstruos,

he intentando revisar mi cartera y tus inquietas manos de terciopelo rozan mis más profundos anhelos,

me llevas de la mano como luciérnaga,

con un brillo que atonta, que me pierde entre tus veredas,

no tengo más néctar que derramar,

cuando probé tu sexo con sabor a muerte,

los jadeos se han esfumado como el humo de un cigarro al apagar;

me levante un día sin rubor en las mejillas,

era una palidez que me asustaba,

admito que lo disfruté, era como tantas veces,

subir al clímax y caer de sopetón hasta la cama,

has sido y serás como plantar una flor muerta,

como el ahogar de un suspiro,

te hundiste en mi farsa sobre tu farsa,

Y ahora dime, por favor responde,

¿quién crees que se ahogó en habladurías?

¿Yo, que todo el tiempo te engañaba

o tú, que todo el tiempo me creías?